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La vida consciente también va de equivocarse




Abres instagram. Ves una vida perfecta de una influencer perfecta. Esa que vive en colores pastel.


Miras a tu alrededor, tu realidad. La casa ligeramente desordenada. Tú con ojeras. La compra que quisiste que fuera zero waste no fue tal cosa y acabaste acumulando en tu basura de reciclaje plásticos que no sabes de dónde salen. Quieres comprar consciente, pero muchas veces recurres a las grandes marcas, altamente contaminantes y con pocos derechos laborales para sus trabajadores, porque no sabes dónde ir, o porque no te da el dinero.


Sé lo que es esa sensación: Querer vivir consciente en un mundo neoliberal, rápido, de consumo descontrolado, donde hemos llegado al absurdo de tener que consumir para aparentar ser alguien perteneciente a un grupo, y así sentir que somos parte de algo.


Me ha pasado y me pasa. Mismamente hace 5 minutos. Quería un café, pero en este aeropuerto de uno de los países más neoliberal del mundo, donde por cierto se consmen más plástico a nivel mundial, me ha sido imposible encontrar un sitio en el que me pusieran un capuccino en una taza. Vaso de cartón en mano, al menos le he pedido que no me pusiera la tapa. Y este gesto, que parece pequeño, no es tal cosa. Somos casi 8 billones de personas en el planeta. Lo poco de muchos, es mucho, no poco.


Así que hoy, sentada en el aeropuerto internacional de Birmingham, hago esta reflexión por si a alguien le puede ayudar: La Vida Cosnciente también va de equivocarse.


Porque no todo es tan fácil como parece en instagram. Porque ese champú sólido te destrozó el pelo. Porque en la tienda de segunda mano hay que tener mucho tiempo para encontrar una prenda que te gusta y te quede bien. Porque en los supermercados está todo en plásticos (y luego tienes que pagar la bolsa si se te olvida tu tote de tela) y no siempre puedes ir al mercado del pueblo.


Yo siempre he dicho que esa es la imperfección, sin embargo, dándole una vuelta más al asunto, creo que también es muy dificil ser eco en un mundo que solo está preocupado por consumir, sin importarle las consecuencias. Aún así, elijo este camino, y lo elegiré siempre.


Y sí, consumiré de más, no porque quiera, sino porque estoy buscando las mejores opciones y, hasta que las encuentro, me equivoco, porque estoy aprendiendo. Y este mensaje, esta revelación que siempre tengo cuando compro algo "eco" y veo que no me funciona del todo y tengo que seguir probando, es la misma lectura que hago de la vida.


Probar. Equivocarse. Seguir buscando. Aceptar el error y aprender de él. Abrir la mente.

Vida Consciente y ecología se juntan con los aprendizajes de mi proceso psicoanalítico. En cualquier cosa, hay una enseñanza (aunque no siempre generalizable a todo).


Queridas mujeres (y hombres, por si alguno me lee). Os dejo aquí mi manifiesto:


En un sistema que sigue apostando por el consumo desenfrenado, ignorando las advertencias de científicos y activistas, yo elijo salirme de ese camino, con mis imperfecciones conscientes.


En un sistema donde nos creemos libres pero en realidad, solo somos libres de elegir qué consuminos y creemos que nuestra identidad se basa en eso, yo elijo no consumir o hacerlo menos.


En un momento actual donde la gente vive, tras sus defensas narcisistas, pensando que alguien, la ciencia por ejemplo, nos salvará del desastre climático, yo elijo volver a la Naturaleza y sentirme su hija, respetando a la anciana madre, o quizás abuela, que está agonizante, pero que sigue mostrándonos su belleza, aunque también su furia.


Recuerdo siempre: El ser humano tiene dos caras: la parasitaria, la que se comporta como un virus, atacando a su hogar hasta matarlo. Y la comunitaria, la que se une y cambia las cosas. Yo quiero esas personas a mi lado. Yo quiero ponerme al lado de esas personas.


Por eso las Mujeres Salvajes son Perfectas Imperfectas. Por eso las Perfectas Imperfectas somos Mujeres Salvajes.


Que el amor a la naturaleza nos guíe. Que en cada árbol, animal, persona y paisaje encontremos una maestra, una guía. Que nunca se nos olvide que tenemos la capacidad de destruír, pero también la de construir un mundo mejor.



Os quiero.


Sara.



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