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Foto del escritorSara Sarmiento

¿Qué es la vida slow? Mitos que debes saber desde YA




Hola mis queridas Mujeres Salvajes.


Hoy vengo a contaros qué es y qué no es vivir Slow, ya que vemos que algunas personas no terminan de entenderlo, pensando que este estilo de vida es solo para algunas personas "privilegiadas".


No entendemos muy bien el porqué de esto, qué hay de privilegio en mirar al cielo estrellado, o pasear por un parque en lugar de sentarnos a ver la tele o querer ir a un restaurante caro. Evidentemente, si nuestra situación es de enfermedad o pobreza extrema, o si tenemos que trabajar tropecientas horas al día o cuidar a un familiar, quizás sí es para personas privilegiadas, pero la idea no es hacer una vida slow perfecta, sino añadir a nuestra vida, a nuestra realidad, momentos slow, y sobre todo, cuestionar la vida que nos han contado, el cómo tenía que ser.


Esto no quita que no sepamos que la vida puede ser compleja y complicada, especialmente cuando los alquileres se ponen imposibles, comprar una casa no es para todo el mundo, los trabajos brillan por su ausencia, los derechos de los trabajadores son pisoteados, la sanidad pública está siendo vendida y desmantelada y así, infinidad de cosas. Pero eso amigas se lucha en manifestaciones, sindicatos, huelgas y las urnas. Y no es incompatible con tener tu tribu, dar un paseo por la naturaleza o aprender a vivir con menos ya que de hecho, el slow living te ahorra dinero y tiempo (lo explicamos en el ebook y el curso).


No me enrollo más, empezamos con algunos de los puntos que explican qué es y qué no es vivir slow.


¿Qué es vivir Slow?


  • Vivir de forma más tranquila, sintiendo paz mental y física, sin tanto estrés ni prisas, cultivando el bienestar, el (auto)cuidado y el amor propio.

  • Vivir creando comunidad y conectando a La Madre Tierra, siendo parte del cambio que El Planeta necesita, lo que te da plenitud.

  • Aprender a escuchar a tu cuerpo y tus ritmos.

  • Asumir tus sueños pero bajarlos a Tierra y tener un plan para conseguirlos.

  • Entender que no hace falta estar todo el día haciendo cosas extraordinarias, sino sentir como extraordinarias las pequeñas cosas de tu día a día, ya que una buena vida se construye con una buena rutina.

  • Pensar que otro mundo es posible, más conectado (pero de verdad) y más respetuoso con los animales (incluyendo el animal humano), los bosques y la vegetación, los paisajes, los mares… En general, Gaia, Nuestro Planeta.

  • Comprender que nuestra valía no depende de lo mucho o poco que hagamos ni tengamos, que somos valiosas porque existimos pero que tenemos una responsabilidad: no dañar a los demás, construir en lugar de destruir, cuidar nuestro templo (que es nuestro cuerpo y nuestro entorno), ayudar, cuidar y dejarnos cuidar…

Hay más puntos, pero los desarrollo poco a poco, con amor y cariño, en nuestro ebook.


¿Qué no es vivir Slow?


  • Hacerlo todo lento todo el tiempo: Ni mucho menos. Las personas que llevamos este estilo de vida sabemos cuándo hay que apretar el acelerador porque la vida nos lo pide: ya sea por trabajo, por enfermedad, por deporte, por lo que sea, cuando hay que ir deprisa, lo hacemos. No es incompatible ni incongruente, es realidad. Eso sí, después de apretar el acelerador buscamos siempre un momento de relax para equilibrar nuestro sistema nervioso, volver a enviar al cuerpo el mensaje de “estamos en calma, podemos descansar”. Esto hace que no suframos de “nervios” o ansiedad. Un sistema nervioso que sabe pasar de la activación a la calma y viceversa, es un sistema nervioso saludable.

  • No trabajar: Claramente esto no es Slow Life, si fuera así solo los ricos muy ricos podrían hacerlo, o solo se podría llevar este estilo de vida en vacaciones, y es precisamente por esta mentalidad que aparecen después los problemas de ansiedad al volver de las vacaciones de verano (eso, y la precariedad laboral, los jefes inhumanos, etc.). Slow Life es buscar un poco de esas vacaciones en nuestra rutina, para ello, debemos simplificar la vida. Piensa bien en tu rutina diaria ¿todo lo que haces es imprescindible? ¿Absolutamente todo? ¿Seguro? ¿O son imposiciones de la sociedad para estar guapa, joven, delgada, ser exitosa, ser buena madre, buena trabajadora, estimular a tus hijos, tener a tus perros mejor que un Rey, ser una mujer empoderada, culta, a la moda… Y así un largo etcétera? Piénsalo detenidamente y antes de decir: “es que tengo que hacerlo”, mira a ver si viene de fuera para “molar”, encajar, pertenecer, tener éxito… En algunos casos me diréis: “no Sara, de verdad que tengo que hacerlo, de verdad que son necesidades, no imposiciones”, pero en otros, si sois sinceras, veréis que mucho es perfeccionismo e imposición. Lo mismo para los hombres.

  • Ir a vivir a un pueblo: Más de lo mismo. Si bien es cierto que la vida en los pueblos puede ayudar, no todo es tan bonito como lo pintan. Cuando vives en un pueblo la soledad puede ser abrumadora, aunque en la ciudad también. Puede que necesites tener coche para moverte y que sea un verdadero problema no tenerlo. Quizás hacer la compra sea cuestión de organización, pero muchas veces te quedarás sin cosas ya que casi todos los servicios pueden quedarte lejos. Dependiendo de dónde vivas, quizás los accesos sean complicados, o cosas que damos por hecho, como el agua o la luz, no sean tan fácil conseguirlas. Sin nombrar que vivir en un pueblo puede ser incompatible con trabajar, o que quizás para llegar a tu puesto de trabajo tengas que pasar todos los días atascos de horas. Así que des-idealicemos también la vida en el pueblo y veamos cómo poner un poco de Vida Slow en la ciudad. Por ejemplo: puedes ir a una cafetería de toda la vida a tomar un café despacito, o sentarte en una terraza al sol. Un banco o un paseo por un parque puede ser igual de mindfulness que un bosque. Observar las nubes puede ayudarte a apagar el ruido mental. Puedes hacer un picnic o pasear descalza sobre el césped. O quizás eres más de visitar un museo y quedarte absorta con las obras de arte. También puedes leer en el metro, excepto quizás en hora punta, que igual es mejor escuchar música a través de tus cascos con toda tu atención. No sé, hay muchas cosas que puedes hacer. Te animo a echarle imaginación e intentar no utilizar el “es que vivo en una ciudad” como excusa.

  • Tener que vivir sin dinero: éste es un pedazo de error que veo muchísimo, y que voy a explicar a continuación con los siguientes puntos.

  • Renunciar a las comodidades.

  • No tener placer o no vivir la vida.


Bien, a ver, me voy a detener aquí en el tema del dinero, la comodidad, el placer… Porque es un mito terrible que rodea a este estilo de vida. Precisamente lo que nosotras defendemos en YVC® es vivir minimalista, consciente, slow… Pero bien. Y te quiero contar como.


No hace falta que te vayas a un pueblo en medio de las montañas sin agua corriente y que te quedes atrapada en la nieve en invierno para poder llevar este estilo de vida. Si esto fuera así, solo los ganaderos podrían vivir así. Y no.


Vivir Slow es vivir conscientemente e imperfectamente, pero vivir bien, dentro del respeto a La Madre Tierra, al menos siempre que se pueda (sabemos que no es fácil).


No puedo extenderme más en esta entrada de hoy porque ya es muy larga, espero que los pasos que te hemos dado te ayuden.


Si quieres seguir profundizando recuerda que tienes nuestro ebook y audio ebook así como nuestro curso para seguir aprendiendo a vivir Slow en tu camino de Niña Herida a Mujer Salvaje (o de niño herido a hombre salvaje si quieres compartir esta entrada con algún amigo, pareja...)









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