Hay familias que son muy cariñosas y protectoras. Cuando naces en una de estas familias, sabes que pase lo que pase, estarán ahí para cuidarte. Es decir, el tipo de apego, en principio, es seguro.
El problema es que en este tipo de ambiente también pueden darse situaciones que nos hagan heridas en nuestro narcisismo (que no es el trastorno narcisista) y precisamente por el ambiente de protección y seguridad, resulta muy difícil detectarlas o darles la importancia adecuada.
Para que puedas ver cómo son estos ambientes que en principio crean seguridad pero dañan la autoestima y el narcisismo, pongo ejemplos reales de mis pacientes, usando a nuestra protagonista, María, para contarlos a través de su historia:
María quiere muchísimo a sus padres y a toda su familia. Desde pequeña, hace actividades con ellos, pasan tiempo juntos y les cuenta cosas íntimas para recibir consejo. Los domingos toda la familia se reúne para comer.
María sabe que si cae enferma, se queda sin dinero o tiene una ruptura amorosa, en casa de sus padres o sus tíos siempre habrá una cama para ella.
Sin embargo, de vez en cuando, su cariñosa madre le hace comentarios que a María la dejan descolocada. A veces son cosas directas que le duelen, como por ejemplo, un día que caminando por la calle escuchó cómo su madre le decía a su hermana: "mira, ese perro tiene el pelo más hidratado que tu hermana", señalando un precioso labrador.
U otro día cuando, al enseñarle una foto en una preciosa playa de un país exótico al que había viajado, su madre, lejos de admirar la foto o la valentía de su hija por atreverse a irse tan lejos ella sola, comentó: "madre mía hija, menuda celulitis".
En otras ocasiones, los comentarios son menos marcados. En lugar de esto, su madre le dice cosas como "¿Hace frío? ¿Pero te has puesto abrigo?" como si María no fuera capaz de llegar a esa conclusión ella sola, o directamente le da órdenes: "ponte la capucha", "come más", "no comas tanto", "vete a dormir"...
Otras veces no es su madre, sino su padre quien se ríe de ella. de eventos que ocurrieron en la infancia, cuando era niña, y que para María fueron dolorosos, pero para sus padres fueron divertidos. Aunque ya de adulta ha intentado que dejen de reírse de ellos, sus padres hacen caso omiso.
Y por último, el resto de su familia obviamente entra en estas dinámicas, por lo que María, aunque los quiere y le encantan estar con ellos, sin darse cuenta tiene el cuerpo en tensión, esperando a ver por dónde le van a venir los "puñales".
María muchas veces se enfada y contesta, otras queda bloqueada, sumisa, e incluso se ríe aunque en realidad siente dolor. Es su familia y le duelen estos comportamientos, pero por otro lado también los quiere.
El problema es que su autoestima está muy dañada, y sin darse cuenta cuando sale al mundo fuera de su familia, cualquier comentario de otras personas le activan la rabia, por lo que tiene problemas con parejas o amigas.
Si te has sentido como María, si tú también tienes heridas en el narcisismo y tu autoestima se ve dañada, esto está afectando a tu salud mental y a tus relaciones, así como a tu éxito laboral y a crear la vida que deseas.
Yo también pasé por una baja autoestima que me hizo caer en relaciones nocivas, así como no creer en mí misma. Yo también sé lo que es que te hagan comentarios dolorosos y cómo esos quedan en tu interior. Y créeme, ni tú ni yo merecemos sentirnos ni vivir así.
¿Cómo lo solucioné? Con terapia.
¿Y qué pasó? Que ahora me siento bien conmigo misma, me he casado con un hombre maravilloso en lugar de seguir en relaciones nocivas y tengo una casa propia, una empresa y unos hijos increíbles.
El camino no es corto ni fácil, pero créeme, merece la pena.
Si quieres iniciar terapia con mi equipo de expertas, te dejo aquí sus sesiones para reservar (todas pueden ayudarte y todas son de mi confianza, elegidas con cariño y rigurosidad, por lo que elígelas en base a tus horarios)
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