¿No os ha pasado que a veces os sentís raras, como que no encajáis en este mundo?
Quizás os sentís muy sensibles, demasiado conectadas al sufrimiento de los demás, o de la naturaleza, o de las grandes causas y también de las pequeñas.
Os abruma el dolor, y sentís que tenéis una hiper-empatía que no es bien entendida por vuestro alrededor. Os dicen que sois muy sensibles, incluso puede que se burlen de vuestra forma de ver el mundo.
Y todo esto deriva en un sentimiento de soledad porque nadie os comprende, porque las cosas que a vosotras os producen dolor, parece no importarle a vuestros seres queridos. La gente pensando en fiestas y vosotras quizás pensando en ese pobre animal al que visteis sufrir, o en la contaminación, o en el dolor de la gente con menos recursos.
Queridas Imperfectas, yo también me sentí así.
Y es doloroso. Aún recuerdo cuando comencé en las luchas de todo tipo: derechos de los animales, de los estudiantes, de la sanidad, de las mujeres, de los países menos favorecidos, del Planeta, del vegetarianismo... La gente me miraba como si estuviera loca, como si estuviera perdiendo el tiempo o simplemente fuera utópica.
Me sentí incomprendida, que no encajaba en ningún lugar. La visión de las noticias me deprimía, podía llorar viendo los incendios que asolaban España o la pobreza mundial, y no entendía cómo los demás no solo no lo podían ver, sino que se burlaban de mí ¿te suena?
Yo estoy convencida, queridas hermanas, que la gente como nosotras, lejos de ser demasiado sensibles, somos necesarias. Quizás nacimos en un mundo o un tiempo que no nos entiende, pero estoy convencida que estamos en el lado bueno de la historia.
Ahora bien:
Necesitamos cuidarnos un poquito para no sufrir tanto ni acabar nosotras con ansiedad y depresión, y por supuesto, necesitamos no sentirnos raras, aunque a veces no ser normal es para dar gracias ;)
Te dejo aquí mi guía de supervivencia para las personas hiperempáticas, que pueden o no ser altamente sensibles (PAS), con 5 puntos básicos que he aprendido de la psicología pero sobre todo de mis años de psicoanálisis y de mis viajes por el mundo:
1. Desintoxícate de las noticias:
Cuando vivía en Barcelona me di cuenta que estaba en una especie de depresión. Estos estados aparecen cuando hemos sostenido durante mucho tiempo una emoción muy alta, una ansiedad recurrente (a veces inconsciente) y estrés. Nuestro sistema nervioso no puede sostener por más tiempo ese estado y entra en una especie de colapso, o mejor dicho, el punto anterior a éste, para protegernos. Empezamos a no tener ganas de nada, a estar con bajo ánimo. Mi pregunta era ¿Qué me pasa? Y un día, mientras desayunaba mi café y mi tostada, me di cuenta: el mundo estaba fatal y eso me ponía extremadamente triste. Que el mundo está mal, lo sabemos, pero también debemos darnos cuenta que a la gente de las noticias le interesa el sensacionalismo, crear noticias alarmantes que nos mantengan atentos a los medios de comunicación, crearnos miedos y luego dominarnos con ellos. Por lo que decidí dejar de leer las noticias, dejar de informarme tanto. Fue mágico: mi estado emocional mejoró muchísimo, empecé a ver las cosas buenas de la vida, a tener esperanza. No digo que seas una inculta, digo que te protejas, especialmente de los medios de comunicación que solo buscan vender y vender. Si tienes hiperempatía, es mejor que te cuides. Esto me lleva a los siguientes aprendizajes:
2. Practica el autocuidado y el mindfulness:
No podemos solucionarlo todo, así que solo nos queda practicar el autocuidado, los límites a nuestros deseos de ayudar. Recuerda que si tú estás mal, no puedes hacer nada por los demás. La tan malentendida frase de "primero yo", no se refiere a ser una egoísta, sino a que tienes que estar bien para aportar a los demás, por ello es fundamental la terapia, el autocuidado con sus descansos o simplemente el mindfulness: centrarte en el momento presente y cercano a ti, tus seres queridos, ese paisaje que estás viendo, etc., como dice una famosa tienda: Piensa global y actúa local. Pues eso. Pequeños cambios producen grandes resultados pero para ello debes cuidar tu energía. No te sientas culpable ni egoísta por cuidarte, lo necesitas.
3. Centra tu energía en cosas productivas y no tanto en lo negativo:
Relacionado con lo anterior. Es mejor centrarte en lo que sí puedes hacer, en lo que puedes aportar, que estar todo el día contaminándote de noticias que son catastrofistas y te generan ansiedad, o en grandes causas que abordadas tú sola son imposibles de cambiar. Haz pequeñas cosas, céntrate en lo que sí puedes hacer y deja de querer hacerlo todo o revolcarte en lo que duele.
4. Aprende a poner límites a quien todo el tiempo te viene con malas noticias:
Como os dije todo está interrelacionado. El cuarto punto de esta guía de supervivencia es poner límites no solo a ti, sino a los demás. ¿Quién no ha conocido a una persona que todo lo ve de colores grises? Quizás incluso seas tú esta persona. Ya sea afuera o adentro tuya, debes aprender a observar que también hay cosas bonitas. Es lo que ya he dicho: aunque la queja es legítima y necesaria, aunque tienes derecho a montar un berrinche y es súper sano hacerlo, porque tampoco es que podamos controlar el miedo, en algún momento hay que coger toda esa energía y hacer algo con ella, algo productivo. Por ello, cuando alguien te venga con otra mala noticia piensa: ¿Necesito yo saber todo esto para ponerme a actuar? ¿Necesito saber lo que pasa en cada lugar del mundo? La respuesta es NO. Tu cerebro no está preparado para tantísima información negativa. Pon límites y filtra, verás como es un soplo de aire fresco y de libertad.
5. Busca tu tribu
No me cansaré jamás de repetirlo: Solas no podemos. Necesitamos una tribu no solo para nuestras luchas y para llegar más lejos, sino para distraernos, para llorar juntas, para compartir. No es que usemos a los demás en nuestro beneficio, es que disfrutamos de las relaciones recíprocas donde cuidamos y nos cuidan, y eso indirectamente nos trae beneficios. Y créeme, esas personas existen, pero debes buscarlas en los lugares correctos. Como siempre les digo a mis pacientes: "si quieres una pareja estable, ¿por qué buscas en una discoteca al más fiestero que siempre se lía con cientos de tías y le pone los cuernos a todas sus novias?" Pues eso... Aprende a buscar tu comunidad, tu tribu, donde la tienes que ir a buscar.
Yo como no la encontraba, me cree La Guarida Consciente, y creedme, prefiero poca gente pero comprometida en sí misma, respetuosa, y queriendo un mundo mejor, que miles de socias que son egoístas o que quieren que les demos todo hecho, o que solo vienen a hablar de ellas sin escuchar a las compañeras. Es una espacio de cuidado y sostén, un espacio de sentirse que pertenecemos y que no somos raras, por ello, aunque es el hogar de las mujeres y pueden entrar en cualquier momento vital, solo las comprometidas, las sensibles, las nobles de corazón, encuentran su hogar.
Como ves, querida amiga hiper-empática, somos muchas las mujeres sensibles que caminamos por el mundo queriendo un Planeta mejor, a mí me gusta llamarnos Mujeres Salvajes o Perfectas Imperfectas, para recordar nuestras dos grandes partes: La Natural y La Humana (no somos diosas ni iluminadas, somos mujeres intentando hacerlo lo mejor posible, con nuestros más y nuestros menos, pero trabajando en nosotras y en un mundo mejor).
Espero de corazón que esta pequeña guía que a mí tanto me ha ayudado, te ayude a ti también.
Os deseo lo mejor,
Sara.
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